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Mini Transat – día 16:15 días 1 hora 20 minutos

4 de octubre: ese es el tiempo que ha tardado en llegar desde Douarnenez a Lanzarote el último de los regatistas que participa en esta edición de 2015: Maxine Eveillard y su barco Hell Strategy 614. 15 días duros para él y el resto de participantes pero sobre todo para los últimos en llegar que cuando partieron de Francia estimaban que su travesía duraría unos 8 días.

No hay mucho que contar hasta el inicio de la segunda etapa que tendrá lugar el 31 de octubre, más allá de que unos regatistas se afanan por poner a punto sus barcos y otros intentan descansar unas horas con el objetivo de recuperar fuerzas. Fuerzas físicas pero sobre todo psicológicas, ya que 5 días de encalmadas son muy duros de sobrellevar en el plano mental. Poco pueden hacer dentro del barco, de hecho teniendo en cuenta que ponen el piloto automático, su vida a bordo se reduce a comer, dormir y darle vueltas a la cabeza: que cuándo entrará el viento, que si el resto de la flota está con viento y yo no, que si hubiera tomado otro rumbo, que si la estrategia hubiera sido diferente, que si los amigos y familiares se preocupan porque no llego, que si le hubiera dicho a los amigos lo mucho que les aprecio, que si cuando llegue a casa no me olvidaré de hacer tal o cual tarea, que si me voy a volver loco aqui flotando, que si empiezo a ver a amigos en el barco que me hablan,…..que no me tengo que “rayar” tanto.

Una de las primeras valoraciones que hacía Fidel nada más tocar tierra ayer se refería a este tema: “Duros, los últimos días han sido muy duros, peor casi que cuando rompí el mástil. Cinco días sin viento, desde que salí el domingo hasta aquí, ha sido horrible. Pero bueno estamos aquí, que es lo que cuenta”. Se pasan momentos duros a lo largo de la regata pero en lo que todos los regatistas están de acuerdo es en calificar las encalmadas como de lo más diícil de afrontar, porque por mucho que te prepares nunca sabes lo que duran y cómo vas a reaccionar.

En el caso de Fidel, venía de otra experiencia, la rotura del palo, que en condiciones normales supondría el abandono pero cómo él mismo relata: “No ha sido fácil, pero qué podía hacer, ¿abandonar? No, esa no era una opción. Partí el miércoles por la tarde noche, llegué con aparejo de fortuna, la policía portuaria de Sines me dijo que fuera a Sesimbra y llegué por la tarde. Vino la persona que me ha ayudado con toda la reparación y trabajamos toda la noche, hicimos la estratificación del mástil, a la mañana siguiente montamos las crucetas, trabajamos durante todo el día. Por la mañana vino la policía a revisar el barco y luego ya pude salir”.

Fidel continúa haciendo su propia valoración: “Por una parte mal, porque iba bien, estaba contento con como iba yo y como iba el barco. Estaba siendo muy buena regata, pero bueno, partes el palo y en ese momento piensas se ha acabado, ya no puedes hacer nada. Pero si que es verdad que luego llegas a tierra y lo piensas y dices, ¿por qué no? Si se puede vamos a continuar”.

Está claro que los regatistas oceánicos están hechos de otra pasta, lo que no puede con ellos les da fuerzas para continuar. De hecho cuando le preguntan a Fidel por la salida hacia la isla de Guadalupe el 31 de octubre, contesta: “Para la próxima etapa tengo que conseguir un palo ya, tengo un mes, pero con este palo no puedo ir. He venido hasta aquí muy poco a poco, creo que he llegado porque había muy poco viento, y bueno, es una reparación genial, para salvar la situación y llegar aquí, pero ahora que tenemos tiempo, conseguir otro palo. Pero bueno, peor podríamos estar, que todos los males del mundo sean como este…”

Seguimos muy de cerca los preparativos de Fidel y os contaremos si finalmente consigue un palo nuevo y es capaz de montarlo a tiempo para poder continuar. Todas las novedades las podréis encontrar por aquí.

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